viernes, 25 de diciembre de 2009

Pequeño diario de exploradora.

Desde pequeña siempre soñaba con viajar, me hipnotizaban los lugares más misteriosos que uno llega a imaginar, aquellos en los que no sabías qué es lo que ibas a encontrar, donde hasta la oscuridad parece bonita únicamente por ser diferente, donde el cielo es de acuarela y cada detalle, por minúsculo que sea, parece gigantesco.
Siempre, o como casi siempre, toda ilusión viene acompañada de algún miedo. Mi temor, irrevocable, causante de impotencia e invasor de soledad, no era otro que: Yo, la viajera, sin ti, el viajero. ¿Qué significa viajar sin poder mirar otros ojos que te muestren la ilusión que te enciende por dentro? alguien con quien probar los platos más suculentos al igual que atrevidos de una ciudad, alguien con quien tumbarte en la hierba y ver el amanecer, alguien con quien aburrirte de ver monumentos casas preciosas y palacios de princesa, alguien con quien andar hasta que notes que el corazón se sale por la boca, alguien, ya con nombre y apellidos.
Nos queda por atravesar los más frondosos bosques del Amazonas, comer los más apetitosos bichos en la India, pasear por los estanques chinos con o sin kimono, escuchar a Vetusta Morla mientras pisamos las calles de Copenhague como Coldplay cuando las tierras sean japonesas, morir de frío en Noruega al igual que de calor en Marrakesh, mojarnos bajo la lluvia de Munich, nos queda conocer el mundo aún, pero lo conoceremos. Y lo mejor de todo, es que lo conoceremos juntos.
Cuando tú quieras nos vamos.

1 comentario: